Autor: Roberto López del Castillo.

Afueras de Wuhan. Octubre de 2020. Sótanos del laboratorio nº 23.

El mundo se ha relajado ya de la pandemia global que ha supuesto el virus – dijo el Dr. Chang.- Hay que reconocer que el coronavirus SARS-CoV-2 ha sido un éxito rotundo.

Hemos trabajado duro – respondió el Dr. Ming-. Quién nos iba a decir hace 15 años que llegaríamos a esto. Las primeras cepas de gripe aviar, MERS o SARS 1, no tuvieron mucho recorrido excepto en zonas locales y el virus se diluyó rápidamente. Solamente en el N1H1, que los occidentales llamaron gripe A, creímos haber superado ese cuello de botella y se expandió más allá de las fronteras.

Cierto. Estuvimos a punto de crear una pandemia desatada. Nos faltó poco. Ahora, hemos recibido el “encargo” de pasar a la siguiente fase. La fase definitiva. Vamos a proceder.

Hemos de tener cuidado, Dr. Chang. El encargo de la Corporación nos puede estallar en las manos. Tengo dudas de expandir este nuevo virus. Su letalidad queda fuera de todo control. Tal vez la humanidad se merezca otra oportunidad.

La Corporación decidirá quien debe y quien no debe morir. Será una nueva era, pero los humanos sobreviviremos. Será una sociedad más justa.

Me empieza a dar miedo esto. Los nazis ya lo intentaron hace ochenta años y fue una de las mayores aberraciones del ser humano. No somos dioses para decidir el destino de los demás.

Somos un eslabón más de este engranaje para cambiar el orden mundial. La Corporación nos guiará tras el holocausto – respondió el Dr. Chang-.

La sociedad se ha unido tras esta crisis – le interrumpió con vehemencia-. Tal vez a partir de ahora rememos en la misma dirección. La gente ha reaccionado con muestras de solidaridad nunca antes vistas. Las guerras casi han parado. El enemigo común era el mismo, y así lo ha entendido la población, que ha hecho un frente común como jamás se había dado en la historia. El mundo ha parado su actividad para combatirlo, y sale más reforzado. No sé, tal vez el ser humano se merece una nueva oportunidad.

Sí, tal vez tenga razón, Dr. Ming. Ciertamente es una decisión transcendental que no hay que tomar a la ligera. El “encargo” tal vez pueda esperar. Ganaremos tiempo y diremos a la Corporación que seguimos trabajando en ello.

Pero, ¿no destruiremos la muestra?

Claro que no, mi querido amigo- respondió con una sonrisa siniestra-. Somos unos científicos soberbios. Guardaré el virus y observaremos pacientemente la evolución humana. Veremos si esta crisis es un punto de inflexión, o no. De ellos depende. Estaremos expectantes.

Sí, estaremos expectantes.

Fin.